Pese a los más de 40 años de la aparición del VIH y que hoy día es una condición de salud crónica manejable, el mayor obstáculo sigue siendo el estigma y la discriminación por vivir con VIH. Con sólo la disponibilidad de los medicamentos antirretrovirales y una correcta adherencia al tratamiento, las personas podrían continuar con su desarrollo humano y no transmitir el VIH a otra persona, inclusive por la vía expresa de transmisión de mayor riesgo, que es por relaciones sexuales.
La serofobia basada en el miedo irracional del contacto con personas VIH y sus familiares, se ha adherido en la interacción humana sin justificación científica, generando exclusión y restricciones en la vida de las personas, en el plano físico (violencia), social (pérdida de amigos y familiares); derechos fundamentales (salud, trabajo, educación y vivienda), haciendo una adherencia inversa a la que deberían tener las personas VIH para consumir los antirretrovirales.
El estigma y la discriminación aumenta y agrava cuando las personas pertenecen a los grupos vulnerables (comunidad LGBTIQ, trabajadores sexuales, usuarios de drogas, privados de libertad, migrantes, mujeres, niños y adolescentes).
Diferentes estudios científicos han sistematizado esta realidad. Un 76% de una muestra de población general, refirió preocupación por utilizar los mismos utensilios de comida que use una persona VIH y un 28% de enfermeras expresó preocuparle tomar muestra de sangre a una persona VIH, según estudio diagnóstico de la Situación de Estigma y Discriminación hacia Poblaciones Claves, en 15 Servicios de Atención Integral al VIH (SAI) priorizados en República Dominicana.
En el ámbito laboral, el artículo 6 de la Ley 135-11, refiere que, para acceder a un puesto de trabajo, permanecer o ascender, queda prohibido como condicionante vivir con VIH, pero la realidad es que constituye una barrera para el derecho al trabajo y que hablar de diferentes formularios que evidencian una condicionante de vivir con VIH para acceder a un préstamo financiero, formar parte de las filas castrenses y obtener una residencia como extranjero, entre otras tantas limitaciones.
Mientras escribimos e interiorizamos sobre el tema, no podemos evitar un gajo de tristeza y frustración y estar tan de acuerdo con Fernando Henrique Cardoso, ex presidente de Brasil y presidente de la Comisión Global sobre VIH y Derecho, que dice: “demasiados países desperdician recursos vitales al aplicar leyes arcaicas que ignoran la ciencia y perpetúan el estigma. Ahora más que nunca, tenemos la oportunidad de liberar a las futuras generaciones de la amenaza del VIH. No podemos permitir que la injusticia y la intolerancia debiliten este progreso, especialmente en estos duros tiempos para la economía”.
El reto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Naciones Unidas, de poner fin a la epidemia al 2030, con la esperanza de lograr que el consumo de los antirretrovirales sea eficiente y costo beneficioso para conseguir el deseado INDETECTABLE = INTRANSMISIBLE, no será posible hasta que el estigma y la discriminación por VIH gravite el desarrollo humano de las personas VIH y sus familiares e igual, el país no logrará el cumplimiento de la Ley 1-12 Estrategia Nacional de Desarrollo (END) al 2030, en su artículo 11, sobre Derechos Humanos. El VIH no es solo un tema de salud, trasciende la libertad, la alegría, la fe y el amor de las personas VIH.
El autor
Ramón Acevedo
Miembro de la Junta Directiva de REDOVIH+ Consultor Comunitario Internacional en VIH, encargado de Movilización Social del Consejo Nacional para el VIH y Sida (CONAVIHSIDA), exvoluntario de las Naciones Unidas, con un amplio trabajo de abogacía en VIH en la región de Latinoamérica y el Caribe. En la República Dominicana, ha impulsado procesos de inclusión social de las personas VIH y las poblaciones vulnerables en las políticas públicas de protección social del Estado dominicano para el fortalecimiento de la Respuesta Nacional al VIH.