El derecho a la salud aparece no solo entre los primeros derechos fundamentales de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sino también en las constituciones o cartas magnas de los países. La salud es una de las grandes aspiraciones de la humanidad, consignada además en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), de cara al año 2030.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que «el goce del grado máximo de salud que se pueda alcanzar es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano». Lograrlo “exige un conjunto de criterios sociales, entre ellos la disponibilidad de servicios de salud, condiciones de trabajo seguras, vivienda adecuada y alimentos nutritivos”. Por esto, la buena salud requiere de personas, servicios, productos, financiación, políticas e información oportuna; y todo debe funcionar al unísono, incluso en momentos de crisis.
De acuerdo con datos publicados en el Repositorio del Servicio Nacional de Salud (SNS), la cantidad de partos registrados en los centros públicos de salud de la República Dominicana, durante 2022, fueron 114,580, lo cual corresponde a una reducción de un 2% en relación con el año anterior. De estos, 23,258 eran niños y niñas de madres adolescentes, lo que equivale a la ocurrencia de casi 64 nacimientos por día y representan el 20% de los nacimientos que ocurrieron en el país durante ese año.
El 39% de estos eventos ocurrió en las provincias Santo Domingo, Monte Plata y el Distrito Nacional, correspondientes a la Región de Salud Metropolitana. El 35.8% son de mujeres extranjeras y estos ocurren de manera mayoritaria en las provincias de la zona noroeste, dígase, Santiago Rodríguez, Dajabón, Montecristi y Valverde. Esta ubicación geográfica parece estar asociada a actividades socioeconómicas, como es la agricultura y activo intercambio comercial que caracteriza esta zona fronteriza.
El estudio: Costos del embarazo y la maternidad en la adolescencia en la República Dominicana, realizado por UNFPA y el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), en 2013, reveló que la atención cuesta 33 veces más que el presupuesto de la prevención.
En República Dominicana, en el año 2018, fallecieron 35 adolescentes de 10 a 19 años por causas relacionadas con el embarazo, el parto y el puerperio, según las cifras oficiales del Ministerio de Salud Pública (MSP). En consecuencia, la razón de mortalidad materna (RMM) fue de 122.7 muertes por cada 100 mil nacimientos de madres de este grupo etario, reportados por la Oficina Nacional de Estadística (ONE) en 2019. Mientras, en el mismo año, la RMM para las mujeres entre 20 y 29 años fue de 90.6. Dado que 8 de cada 10 (80.3%) partos adolescentes ocurren en hospitales públicos, con medidas preventivas el sector público pudo haberse ahorrado USD 17 millones (846 millones de pesos).
El embarazo en adolescentes tiene implicaciones en términos de salud, la cual es dimensionada en el estudio Consecuencias socioeconómicas del embarazo adolescente en la República Dominicana, MILENA 1.0, realizado por el UNFPA. Esta investigación contempla la estimación de la pérdida social o productiva por la mortalidad materna en adolescentes y los costos sanitarios del embarazo adolescente.
Este estudio, basado en la Encuesta Nacional de Fuerza de Trabajo (ENFT-2018), del Banco Central, compara mujeres que fueron madres en la adolescencia con las que fueron madres en la década posterior (20-29 años de edad), mostrando que en estas, la probabilidad de alcanzar un título superior se duplica y el nivel de ingresos se triplica.
“Estos embarazos no planificados tienen un gran impacto en el desarrollo social y económico de quienes se convierten en madres adolescentes, pierden ingresos superiores a RD $12,151,000,000 (US $245,000,000) millones de pesos al año, sin contar los gastos en atenciones médicas por situaciones de riesgo provocadas por las maternidades tempranas. Las mujeres que fueron madres adolescentes perciben 20.4% menos que quienes lo hicieron adultas. Es menor su participación social y mayor la tasa de desempleo, por lo que tienen menor contribución fiscal, mayor probabilidad de morbilidad y mortalidad materna y neonatal y requieren mayor atención en salud.”, revela la investigación.
Además, indica que la pérdida social por la mortalidad materna en adolescentes fue de USD 3 millones (193 millones de pesos dominicanos), en el año 2018. En ese año, el gasto total en salud debido al embarazo en adolescentes: (I) los cuidados prenatales y durante el parto, II) los partos, III) las complicaciones obstétricas, IV) otras afecciones de la maternidad, y V) las intervenciones por recién nacido) en República Dominicana, se estimó en al menos 21 millones de dólares estadounidenses (1,053 millones de pesos dominicanos).
Estos datos revelan la necesidad de continuar los esfuerzos dirigidos a disminuir los embarazos no intencionales, dadas las repercusiones en el desarrollo del potencial de esta población, de sus hijos y la sociedad.
En una estrecha coordinación, el Ministerio de Salud Pública, el SNS y el UNFPA han impulsado el desarrollo de esfuerzos para disponer de servicios de salud de calidad para las personas adolescentes, incluyendo disponibilidad de toda la variedad de anticonceptivos, en caso de ser requeridos.
Partos por cesáreas en el país
Según un informe realizado por la revista médica The Lancet, a partir de información recolectada de 169 países, el 21% de los nacimientos en el año 2015 a nivel mundial fueron por medio de cesárea, mientras la República Dominicana es el país de la región con la tasa más alta de cesárea con un 58.1%, una intervención que ha ido en aumento, aun cuando la recomendación de la OMS es que esta proporción sea menos del 15%.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que “el parto sea un momento positivo y de satisfacción para la madre, su bebé y su familia”. Sin embargo, el aumento del uso de intervenciones, como las cesáreas innecesarias, afectan de forma negativa la experiencia en el parto, aumentan el riesgo de hemorragias y de infecciones, e incrementan las muertes maternas y neonatales.
En conclusión, las atenciones de eventos obstétricos en la población adolescente y la alta ocurrencia de intervenciones innecesarias como las cesáreas son dos situaciones que requieren seguir los esfuerzos de inversión de las autoridades. Es necesario incorporar y lograr el apoyo de los medios de comunicación para concientizar a la población, colocando a las mujeres en el centro de atención para que éstas tomen control de su vida reproductiva, por su salud, su desarrollo y bienestar.
La autora
Dulce Chahín, Oficial Nacional Programas Salud Sexual y Reproductiva,Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA)