El Instituto Nacional del Cáncer Rosa Emilia Tavárez INCART, cuenta con la tomografía por emisión de positrones (PET), por sus siglas en inglés, que es una nueva modalidad de imagen diagnóstica, segura, no invasiva e indolora, que llega al país para ser una herramienta efectiva a la hora de detectar determinados tipos de patologías en las áreas de la oncología, neurología y cardiología. En los últimos años se ha convertido en el procedimiento de medicina nuclear con más impacto en el diagnóstico y tratamiento del cáncer a nivel mundial.
La tecnología PET/TAC implica la integración de dos modalidades diagnósticas: el PET y la Tomografía axial computarizada (TAC). El PET aporta información de índole funcional y metabólica basado en el desarrollo de la imagen molecular, permitiendo a los médicos determinar cómo los órganos y tejidos dentro del cuerpo están funcionando a tiempo real y una mayor precisión a la hora de localizar anatómicamente las lesiones descritas, por la fusión con las imágenes del TAC.
Los beneficios del PET/TAC en el área oncológica han sido demostrados al momento del diagnóstico, estadificación, reestadificación, valoración de respuesta al tratamiento y planificación de radioterapia en varios tipos de cáncer, entre los cuales se encuentran: pulmón, mama, colorectal, esófago, linfomas, melanoma, ginecológicos y orofaringe. A diferencia de los métodos de diagnósticos convencionales, el PET/TAC puede ver y cuantificar los cambios metabólicos a nivel celular en el órgano o tejido a estudiar.
Debido a esto, el PET puede identificar la enfermedad en sus fases más iniciales y determinar la ubicación exacta del cáncer, a menudo antes de que proporcione síntomas o antes de que otras anormalidades puedan ser detectadas mediante pruebas diagnósticas convencionales, lo que puede cambiar significativamente el manejo terapéutico de los pacientes. Está comprobado que la realización del PET/TAC puede proporcionar información imposible de obtener con otras técnicas de imagen, o que requeriría métodos más invasivos como biopsias o cirugías.
Durante la realización de un PET Scan el paciente es inyectado con un radiofármaco, uno de los más comúnmente utilizados es la F18-FDG (Fluordesoxiglucosa), que contiene un análogo de la glucosa y un elemento radioactivo. La F18-FDG se acumula en las células cancerígenas debido a que éstas consumen mucha glucosa.
Después de inyectado, el radiotrazador es distribuido en todo el organismo y absorbido en los tejidos durante un período de reposo de 60 minutos, para luego proceder a la adquisición de las imágenes a partir de la radiación emitida por el paciente, obteniendo en tiempo real, información funcional y metabólica de la patología que se desea estudiar.
Desde el punto de vista del manejo del cuidado y evolución del paciente, el PET/TAC ayuda a los médicos a determinar la gravedad de la enfermedad, proporcionando información acerca de su posible extensión a otras partes del cuerpo.
También ayuda a seleccionar el tratamiento más efectivo, basado en las características biológicas únicas del paciente y las propiedades moleculares únicas del tumor, determinando la respuesta específica de cada paciente a diferentes fármacos de tratamiento, al evaluar con precisión la eficacia de dicho régimen de tratamiento. De esta manera, el médico puede implementar rápidamente nuevos planes de tratamiento, tanto de quimioterapia como de radioterapia, al observar cambios específicos en la actividad celular, evaluando progresión de la enfermedad o identificando tempranamente su recurrencia.
En cuanto a la preparación del paciente para un estudio PET/TAC, es importante que el paciente reciba instrucciones detalladas de los cuidados que debe tener en cuenta los días previos al examen. Estos incluirán la necesidad del paciente de evitar la realización de actividades físicas extenuantes y una dieta baja en carbohidratos las 48 y 24 horas antes del estudio. El procedimiento del PET/TAC no es invasivo, no es doloroso y es muy seguro.