Reportaje Heroínas del Listón Rosa 2/3
Santo Domingo.- A finales de 2011, Francisca Martínez acudió al médico porque sentía taquicardia, pero nunca imaginó que pocos días después recibiría un diagnóstico que cambiaría su vida. Ya había transcurrido un año desde que se realizó la última mamografía, por lo que le pidió a su doctora que le indicara nuevamente el estudio.
“Me mandó a hacer una sonomamografía, ahí salió que tenía nódulos y me refirió donde un oncólogo, cuando me dieron el resultado me dijo: usted tiene cáncer”, narra Francisca, nueve años más tarde.
Cuenta que no fue nada fácil enterarse de su padecimiento, “esa noticia uno nunca la recibe muy sereno, es devastadora para cualquier persona y para la familia, especialmente una con pocos recursos.
Al principio sintió temor de dejar solos a sus hijos, confiesa: “porque una madre piensa en sus hijos en todo momento y un diagnóstico de cáncer casi siempre uno cree que es la muerte”.
Positiva y confiada decidió hacer frente al cáncer de seno que le afectaba, “nos reunimos todos, estábamos muy triste, pero me puse en manos del Señor y por ahí comenzó la batalla”.
«siempre hay un motivo para vivir, luchar, luchar sin cansancio».
Esta heroína del listón rosa reconoce que el proceso fue difícil, pero en Dios y en el deseo de ayudar a sus hijos a desarrollarse, encontró las fuerzas que necesitaba para luchar y seguir adelante.
“La quimio me ponía bastante mal, al principio pensé que no lo iba a superar, porque al tener otras patologías en mi cuerpo estaba muy débil y los recursos eran pocos, pero como les digo, me agarré del Señor que es mi roca”.
Francisca expresa que tuvo momentos de desesperación y desánimo, pero contó siempre con el apoyo de los médicos del Instituto Nacional del Cáncer Rosa Emilia Sánchez Pérez de Tavares (INCART), la familia, las amistades y los hermanos de la iglesia, quienes siempre le dieron ánimo, haciendo más fácil el camino y el proceso. “El tiempo ha sido largo, aún tomo medicamentos, pero hasta ahora todo está bien”, manifiesta agradecida.
Considera al INCART su segundo hogar, “los médicos y todo el personal son como mi familia, para mí, el servicio y el trato han sido excelentes, me han dado mucho apoyo en todo, incluyendo la parte psicológica, no me puedo quejar”.
Recomienda a todas las mujeres cuidarse y hacerse el auto examen, “eso no cuesta nada, a veces no se presentan síntomas, pero si uno se toca, si uno se cuida, se puede hacer un diagnóstico a tiempo y se puede recuperar. Yo soy un testimonio, con la ayuda, las atenciones de los médicos del INCART y todos los cuidados que he recibido estoy aquí, dándole la gloria a Dios.
A las que están batallando les exhorta “que no se desanimen, que lleven su tratamiento y que se mantengan firmes, positivas y agarradas de Dios, mirando hacia el frente y buscando un motivo, porque siempre hay un motivo para vivir, luchar, luchar sin cansancio”.
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