Cuando comenzaron a llegar las primeras informaciones sobre un coronavirus que afectaba a residentes de Wuhan, provincia de Hubei en China, se alertaron los sistemas sanitarios del mundo ante las expectativas de su propagación global.
Nuestro país no fue la excepción, comenzaron las reuniones organizativas, convocatorias desde la Presidencia de la República, Ministerio de Salud, SNS, Servicios Regionales de Salud, hospitales, de los equipos a nivel interno de nuestra institución y la integración a la Comisión de alto Nivel para Prevención y Control del Coronavirus.
Sabíamos que la calidad del tiempo se traduciría en la vida o muerte de aquellos que resultaran afectados del COVID-19 o enfermedad por coronavirus y en un proceso indetenible, hemos reorganizado áreas para preparar centros de aislamiento en diferentes puntos del país y equipamiento de Unidades de Cuidados Intensivos con ventiladores, reclasificación de hospitales para atender pacientes positivos, que iniciamos con cinco y actualmente suman 146 de lo que hemos denominado Red COVID-19.
Crear, aplicar y hacer cumplir una serie de reglamentos y protocolos sanitarios y de seguridad, validar los recursos humanos para sacar el mayor provecho, enviar a sus casas aquellos que resultaban vulnerables, designar nuevo personal para reforzar los servicios, realizar procesos de licitación para la adquisición de Equipos de Protección Personal (EPP), ventiladores e insumos de desinfección, su distribución en los centros de nuestra Red, determinar los establecimientos que seguirán ofreciendo servicios regulares, correcta canalización de las donaciones, estructurar los diferentes programas de ayudas psicológicas y seguimiento domiciliario, readecuación de nuestro call center, establecer una Big Data sanitaria, tema determinante para un registro oportuno y toma de decisiones, seguimiento a pacientes sospechosos o positivos de coronavirus, distribución de medicamentos, traslados de pacientes, en fin, acciones que se traducen en un esfuerzo enorme, equivalente a más de 20 horas de trabajo diario de un equipo de valientes que merecen todo mi respeto.
Aun así, quiero significar que todo ese arrojo no se compara con la lucha titánica de nuestros miles de hombres y mujeres que desde nuestros hospitales, auténticos centros de batalla contra el coronavirus, sin importar la tarea que realicen, desde la más humilde de las labores hasta el especialista en cuyos hombros está la responsabilidad de luchar por la vida de los afectados con el COVID-19.
Ustedes son los auténticos héroes en medio de esta pandemia, que nos reduce como seres humanos a espacios confinados con el más noble propósito de no exponernos y consecuentemente exponer a los demás a un virus que aún la ciencia no tiene un tratamiento exacto para combatirlo.
Desde sus trincheras hospitalarias, valientes soldados, reciban el aplauso de la sociedad que debe acatar su llamado “quédate en casa”, para que ustedes puedan retornar a las suyas.
En estas breves palabras, queremos destacar el gran valor que reconocemos en ese activo sagrado del SNS diseminado en nuestros hospitales que cada día, venciendo los miedos y las dudas, se imponen a ese lógico temor humano y como auténticos héroes desafían los retos cotidianos de dejar el hogar y la familia para aportar su cuota de responsabilidad en la noble labor de luchar por la vida de hijos, padres, esposos, amigos que afectados por un virus que nos atrapó en el desconcierto, dejan lo mejor de ustedes en cada servicio de salud que ofrecen.
A ustedes, el mayor de los aplausos del pueblo dominicano que en sus atenciones ven el rostro del que lucha para que en un tiempo que no sea lejano podamos sin temor volver a abrazarnos.
Chanel Rosa Chupany